La gran construcción estaba a punto de terminar. Ingenieros, contratistas, arquitectos, obreros, la señora de la fritura, todos estaban en el área, haciendo su labor afanosamente. Llegó el momento de tomar la gran decisión, seguir elevando la torre o detenerla, porque la tan anhelada meta de alcanzar el cielo no se conseguía. No pudieron en Babel, ni los Mayas, tampoco los Aztecas. Se acaloraron los ánimos, todos comenzaron a hablar, cada uno defendiendo su punto de vista, debemos rehacer el plano, adquirir nuevas máquinas, no, gritó una voz, lo que corresponde es contratar más hombres, mejor apoyémonos en tecnología de punta, busquemos más recursos, pidamos nuevas exenciones de impuestos, todos hablaban en lenguas extrañas, pues nadie escuchaba, menos se entendía, eso nos pasa cuando queremos imponer nuestro criterio, nuestra voluntad, y ¨se confundieron las lenguas hasta el punto que no se entendían¨. El orgullo, la soberbia y sobre todo la impotencia humana para expresar lo que realmente somos se constituye en la gran Torre de Babel de estos tiempos.
Hay destellos iluminadores de momentos de unidad que nos recuerdan la imposibilidad de que podamos construir la sociedad que anhelamos si lo intentamos de manera individual, pero no nos entendemos ¨hablamos lenguas diferentes¨. Y la realidad nos golpea, la sangre parece correr entre las líneas de los periódicos o el sonido de las palabras del lector de noticias.
No hay seguridad que funcione si no detenemos el germen que crea y fomenta el corrupto, el violento, el asesino por encargo, el… Es responsabilidad de todos participar en la construcción de la nueva torre, un ser humano nuevo que viva y exprese lo especial que hay en el/ella, la esencia unigénita con que fue creado.
Si aportamos lo mejor de nosotros, nuestra piedra de amor, de servicio, que detenga la vorágine insaciable de, a costa de los demás, querer acumular más de lo que tendremos tiempo de disfrutar, el prójimo que hambrea reclamará su parte, romperá la verja, violentará la alarma o nos visitará el ¨ángel de la muerte¨ .
El hombre más rico del mundo, el nuevo Rey Midas, el Magnate más, la nueva Diva, el/la más… es una figura que se renueva cada cierto tiempo y al igual que usted y yo también salen de este mundo, porque como dice una canción nadie puede atender al pedido de: ¨por favor, paren el mundo que yo me quiero bajar¨, no hay parada física. Hay revaloración de lo que somos y de devolver al mundo lo mejor de nosotros. Trabajo en lograr hacer mi mejor aporte. Cuál es el tuyo?. Descúbrelo, Compártelo y Disfrútalo. Bendiciones multiplicadas,